Ressources

 Dans cette rubrique, nous mettrons en ligne diverses ressources documentaires (vidéo, reportages, articles de presse...) consacrées aux Indiens d'Argentine. Nous ferons notre possible pour être bilingues en traduisant au maximum les pages et informations proposées.

Dernière mise à jour 12 décembre 2019

Argentine - Les Indiennes de la cordillère des Andes - 2018
Un documentaire de Ulrike Bremer (Allemagne, 2018)
Portrait de Maria, Norma et Nelly, trois sœurs issues du peuple amérindien des Coyas. Elles se partagent un petit héritage dont elles s’occupent depuis la mort de leur mère : un lopin de terre dans la Puna, étendue désertique sur les hauteurs des Andes argentines, et un troupeau de lamas.
Pour visualiser un extrait de ce documentaire :
https://www.arte.tv/fr/videos/078153-000-F/argentine-les-indiennes-de-la-cordillere-des-andes/


ARTICLE EXTRAIT D'UN QUOTIDIEN ARGENTIN
ci-dessous en espagnol, suivi de la traduction en français.
LA NACION - Domingo 23 de enero de 2011 | Publicado en edición impresa
Una tarde en lo de Clarita Lamas
En el pequeño pueblo de Hornaditas, a 17 km de Humahuaca, una notable anfitriona recibe visitantes por un día... o por seis meses

Atardecer en el rancho de los Lamas: merienda con pan, queso de cabra y té de rica-rica.  / Rodrigo Nespolo
HORNADITAS.- La Argentina es un país algo periférico respecto del gran orden mundial. Jujuy es una de sus provincias más pequeñas. Hornaditas es un mínimo caserío jujeño, 17 kilómetros al norte de Humahuaca. Y la casa de Clara y Héctor Lamas queda en las afueras de Hornaditas.
Casi nadie en el mundo y poca gente en la Argentina sabe de la existencia de Hornaditas, ni mucho menos de sus suburbios. Hay que activar mucho el zoom en el mapa hasta llegar a este rancho. Y, sin embargo, Clara y Héctor se las están arreglando para dejar una huella en su comunidad y también en viajeros de otras partes de la Argentina y del planeta.
Todo empezó hace unos ocho años, cuando a Clarita, como la conocen en el pueblo, se le ocurrió que podría recibir a turistas en su modesto rancho junto al río Grande, en el dramático y a la vez suspendido paisaje humahuaqueño. No tenía habitaciones para huéspedes ni había estudiado turismo en Suiza ni en Buenos Aires ni en San Salvador de Jujuy ni en Hornaditas. Pero tenía ganas.
Desde su rincón, escondido del resto del mundo, empezó a hacer contactos y a buscarle la vuelta al asunto. Les propuso a varios hoteles de Humahuaca y de Tilcara que le mandaran gente para pasar el día y vivir una experiencia de turismo rural, como una excursión diferente.
En Tilcara no tuvo mucho éxito, pero de Humahuaca empezaron a enviarle turistas, de a poco. Primero, unos chicos porteños. Después, alguna familia cordobesa. Más tarde, unos estudiantes franceses, un mochilero canadiense...
Siete camas
Cuando se habla de turismo rural en la Argentina se piensa más bien en una jornada de campo en un noble casco bonaerense rodeado de arboledas diseñadas por Carlos Thays, entre gauchos producidos y muebles que algún bisabuelo trajo de Francia.
Clara, tan bajita como inquieta y risueña, entendía por turismo rural algo un poco distinto: compartir con las visitas el cuidado de sus cabras, el teñido de la lana, la preparación del queso, un asado, un mate cocido, la recolección de yuyos medicinales en el monte, larguísimas caminatas por la montaña y cualquier otro ingrediente de la sencilla rutina familiar.
No se podría decir que antes de empezar la emprendedora tuviera más que cierta debilidad por las personas y por el hecho de compartir. Pero la verdad es que eso solo le alcanzó para encauzar uno de los proyectos turísticos más simples, originales y exitosos de Humahuaca, de Jujuy y probablemente de la Argentina.
En las siete camas con las que hoy cuentan, los Lamas han tenido huéspedes por un día y también por cinco meses. "¡Una chica francesa ya estuvo acá seis veces! Y una familia porteña viene hasta dos veces por año", cuenta Clarita, dueña de un entusiasmo imparable, poco habitual. "Nosotros los recibimos, pero no cambiamos nada de lo que hacemos normalmente -explica mientras sirve un té de rica-rica en su cocina-: las visitas nos acompañan tanto a ordeñar las cabras como al velorio de un vecino"
No hubo muchos más cambios en el rancho. Con ayuda de algún vecino, Héctor Lamas levantó una habitación más y colocó accesorios hasta ahora ausentes en el cuarto de baño. Pero no instaló ninguna señalización identificatoria del sitio, ni siquiera sobre la ruta. "El que tiene que llegar, llega -razona Clara-. Los tatas guían al que viene con buenas intenciones y no dejan llegar al que viene con malos pensamientos."
Cocinas, sí; libros también
El año último, Clarita decidió que le vendría muy bien contar con una cocina solar en el rancho. Era muy conveniente, en términos prácticos, económicos y ecológicos. Y, además, sería muy interesante para mostrársela a las visitas.
Rastreó entonces a un francés que las fabrica y vende en Salta. "Nos encontramos en la terminal de colectivos. Pero cuando me dijo el precio de las cocinas, le contesté que para nosotros era imposible de pagar. Y enseguida me propuso algo: si yo conseguía los materiales, él vendría a Hornaditas a enseñarnos cómo armar la cocina solar nosotros mismos."
Hoy, en la casa de los Lamas se prepara desde el pan hasta el asado en la famosa cocina solar. Pero el efecto de las obsesiones de Clarita suele amplificarse: por lo tanto, en el pueblo de Hornaditas hay otros 49 aparatos similares, casi tantos como casas.
Después se encontró con que muchos turistas, al partir, solían dejarle sus libros en el rancho. Pensó entonces que si juntaba más ya tendría una biblioteca para Hornaditas. "Así que cuando me preguntaban si necesitábamos algo en el pueblo, empecé a decir que nos vendrían bien los libros. Ahora ya tenemos 3000 en una salita que se hizo especialmente. Aceptamos todo tipo de libros y si nos llega uno repetido, lo donamos a otra comunidad", resume sin disimular su orgullo y hasta canchereando un poco. Si Clarita hubiera nacido en Estados Unidos y hubiera ido a Harvard, ¿habría inventado Facebook?
No hay derecho
Con el mismo empuje, su preocupación ahora pasa por los aspectos legales de la actividad. "No hay legislación para lo que hacemos. No puede ser que se nos pida lo mismo que a un hotel o a una estancia. Lo que hacemos nosotros es muy distinto, cualquiera se da cuenta. No se puede pretender que tengamos toda la ropa de cama igual...", es su descargo a propósito de los estándares de hotelería, que, le han advertido, podrían exigirle formalmente. "Es como con los tejidos: acá cada mujer teje a su manera, como lo aprendió de su madre y de su abuela -dice-. Para mí es lo mismo: yo recibo a la gente como mejor sé."
Enviado especial – Daniel Flores
DATOS ÚTILES
  • Casa Familiar Clarita y Héctor Lamas: se encuentra a 200 metros de la ruta 9 a la altura de Hornaditas, 17 kilómetros al norte de Humahuaca. Se puede pasar el día, comer, hacer caminatas o alojarse allí varias noches. Contacto: (03887) 15630537. clara_hornaditas_04@hotmail.com
LA NACION – Dimanche 23 janvier 2011 – (Quotidien argentin)
UNE APRES MIDI CHEZ CLARITA LAMAS
Dans le petit village de Hornaditas, à 17 km de Humahuaca, une hôtesse particulière accueille les visiteurs pour une journée… ou pour 6 mois.
L’Argentine est un pays quelque peu à l’écart du grand ordre mondial. Jujuy est l’une de ses plus petites provinces. Hornaditas est un tout petit lieu-dit de cette province, à 17 kilomètres au nord de Humahuaca. Et la maison de Clara et Héctor Lamas se situe aux abords de Hornaditas.
Presque personne au monde et peu de personnes en Argentine n'a entendu parler de l’existence de Hornaditas, et encore moins de ses environs. Il faut « zoomer » très fort sur la carte pour trouver cet endroit. Et pourtant, Clara et Héctor se débrouillent pour laisser une trace dans leur communauté et aussi auprès des voyageurs de toute l’Argentine et au-delà.
Tout a commencé il y a 8 ans, lorsque Clarita – c’est ainsi qu’on l’appelle dans son village – a eu l’idée d’accueillir des touristes dans sa modeste maison, près du Rio Grande, dans ce paysage de la Quebrada d’Humahuaca, tout à la fois désolé et suspendu. Elle n’avait pas de chambre pour accueillir les hôtes, elle n’avait pas étudié le tourisme ni en Suisse ni à Buenos Aires ni à S. Salvador de Jujuy ni  à Hornaditas. Mais elle avait envie.
Depuis son coin perdu, à l’écart du reste du monde, elle chercha des solutions et commença à nouer des contacts. Elle proposa à plusieurs hôtels d’Humahuaca et de Tilcara de lui envoyer du monde pour passer la journée et vivre une expérience de tourisme rural, une forme différente d’excursion.
Elle n’eut pas beaucoup de succès à Tilcara, mais d’Humahuaca on commença à lui envoyer des touristes, peu à peu. D’abord des jeunes de Buenos Aires, ensuite une famille de Cordoba (Argentine). Plus tard, des étudiants français, un globe-trotter canadien…
Lorsqu’on parle de tourisme rural en Argentine, on pense plutôt à une journée à la campagne dans une estancia près de Buenos Aires,  au milieu d’allées arborées créées par Carlos Thays, parmi les gauchos et les meubles apportés de France par quelque arrière-grand-père.
Clarita, aussi petite que soucieuse et souriante, voulait dire par tourisme rural quelque chose d’un peu différent : partager avec le visiteur les soins à son troupeau de chèvre, la teinture de la laine, la préparation du fromage, un asado, un mate, la cueillette des herbes médicinales dans la montagne, de longues promenades dans la montagne, la routine de la famille…
Bien sûr, avant de se lancer dans cette entreprise, Clarita avait déjà un penchant pour l’être humain, l’envie de partager. En fait, ce penchant fut l’un de ses seuls atouts pour réussir l’un des projets touristiques les plus simples, les plus originaux de Humahuaca, de Jujuy et probablement de l’Argentine tout entière.
Dans les 7 couchages aujourd’hui disponibles, les Lamas ont vu passer des hôtes d’un jour ou pour 5 mois : « une jeune française est déjà revenue 7 fois ici ! » « Et une famille de Buenos Aires vient jusqu’à 2 fois par an » raconte Clarita, avec un enthousiasme sans pareil. « Nous les accueillons, mais nous ne changeons rien à nos habitudes, explique-t-elle tout en servant un thé de rica-rica dans sa cuisine : nos hôtes nous accompagnent aussi bien pour traire les chèvres que pour veiller un voisin… »
Le « rancho » de Clarita et Héctor n’a pas beaucoup changé. Avec l’aide d’un voisin, Héctor Lamas a construit une autre chambre et installé des accessoires jusque-là absents dans la salle de bain. Mais aucun panneau indicateur sur la route principale : « Celui qui doit arriver ici, arrivera » dit Clara.  « Les « tatas » - les dieux- guident jusqu’ici tous ceux qui y viennent avec de bonnes intentions et ne permettent pas aux autres de nous trouver. »
Des cuisinières et des livres
L’an passé, Clara s’est dit qu’un four solaire lui serait bien utile. Ce serait bien pratique, en termes économiques et écologiques. Et de plus ce serait intéressant de pouvoir le montrer à ses visiteurs.
Elle chercha donc un français qui les fabrique et les vend à Salta. « Nous nous sommes rencontrés à la gare routière. Mais lorsqu’il m’annonça le prix de ces fours, je lui ai dit que ce serait impossible pour nous de payer. Il m’a tout de suite proposé la chose suivante : si moi je trouvais les matériaux, lui il viendrait à Hornaditas pour nous apprendre à monter un four solaire nous-mêmes. »
Chez les Lamas, on prépare tout, de l’asado au pain, dans le fameux four solaire. Mais les obsessions de Clara sont contagieuses : il y a aujourd’hui 49 fours solaires à Hornaditas,  soit à peu près un dans chaque famille !
Beaucoup de touristes, en repartant, laissaient leurs livres chez Clara. Elle réfléchit et se dit qu’en en colllectant davantage elle pourrait construire une bibliothèque pour Hornaditas. « Quand on me demandait de quoi nous avions besoin pour notre village, j’ai commencé à parler de livres. Nous en avons maintenant 3000 dans une petite bibliothèque, construite à cet effet. Nous acceptons toutes sortes de livres, et si nous en avons un en double, nous en faisons don à une autre communauté » résume-t-elle sans dissimuler sa fierté ! Si Clarita était née aux Etats-Unis et avait étudié à Harvard, aurait-elle inventé Facebook ?
Avec la même détermination, sa préoccupation d’aujourd’hui concerne les aspects légaux de son activité : « Il n’y a pas de législation propre à ce que nous faisons. On ne peut pas exiger de nous la même chose que d’une estancia ou d’un hôtel. Ce que nous faisons ici est très différent, n’importe qui peut s’en rendre compte. On ne peut pas dire que nous ayons le linge de maison, etc… ». C’est ce qu’elle explique pour se démarquer des normes d’hôtellerie … dont on lui a dit qu’on pourrait bien les exiger d’elle.  «  C’est comme pour les tissus : ici chaque femme tisse à sa manière, comme elle l’a appris de sa mère et de sa grand-mère, dit-elle. Pour moi, c’est pareil : j’accueille les gens du mieux que je sais faire. »
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autre article (2009) à consulter en espagnol : y sont évoquées les saveurs héritées des ancêtres des Indiens Coyas, ainsi que la communauté de Hornaditas et la famille Héctor et Clara LAMAS.
http://www.lanacion.com.ar/1157241-sabores-combinados-con-encanto-milenario
Traduction ci-dessous :

LA NACION ( Quotidien argentin ) – 2/08/2009
SAVEURS MELANGEES AU CHARME MILLENAIRE
HUMAHUACA – Les beaux paysages de Jujuy conservent leur culture millénaire et la tradition d’une production agricole andine revalorisée et en croissance constante. De plus en plus appréciées des cuisines du monde entier, les saveurs uniques de la région perdurent dans de petites communautés, qui offrent au visiteur l’occasion de se plonger dans leur histoire et d’en découvrir les trésors, partie intégrante des trésors archéologiques remarquables de cette province.
Août est le mois de la Pachamama, la Terre Mère et dans la province de Jujuy , depuis la Quebrada de Humahuaca, jusque dans les hautes vallées et l'immensité de la Puna, on la célèbre en offrant à la terre des offrandes qui assureront de bonnes récoltes.  Les communautés, les petites sociétés et les coopératives agricoles qui peuplent cette région  font partie de la richesse culturelle et spirituelle des traditions andines ; elles se préparent à la fête qui s'ajoute à leurs festivités, la vénération de leur saint et la fête des récoltes.
Pièce fondamentale de l’agriculture andine de cette province, ces groupes sont un apport fort à la production de la grande variété de produits ancestraux : maïs, pommes de terre, de pseudo-céréales comme la quinoa,  légumes secs et légumes verts, qui avec l’élevage de chèvres, brebis et lamas font partie des ressources familiales. Avec l’apport d'organismes gouvernementaux, internationaux et de la Banque Mondiale, ces dernières années ont vu se développer des projets destinés à la conservation des espèces andines traditionnelles et à la récupération d’autres espèces sauvages.
Lorsqu’on parcourt la Quebrada de Humahuaca, on peut approcher une de ces communautés où l’on vous recevra avec l’amabilité légendaire de ses habitants. Chacune offre un environnement qui ensorcèle, et s’y aventurer c’est pénétrer dans un monde de pucaras (forteresse inca) qui conservent d'importants témoignages d’art rupestre, une partie de l’histoire de ses premiers habitants, qui peuplèrent cette région il y a presque 10 000 ans, une expérience unique pour le voyageur curieux.
Depuis Tilcara on arrive à Alfarcito, un village qui fait partie de Cultivos Andinos, organisme qui réalise, entre autres, un projet de récupération de la cuisine andine. A Yacoraite, et sa montagne colorée de la Pollera, et des lieux comme El Chorro et Cerro Arena, on peut voir les habitants travailler la terre. Tout près, se trouve Los Amarillos, lieu sacré préhispanique avec terrasses de culture, peintures rupestres très bien conservées, et par un trajet de pure aventure, arriver à la Puna où l’on trouve la communauté indigène de San Francisco de Alfarcito. C’est un village de bergers et de tisserands, à plus de 3 300 m d’altitude, dont l’activité principale est la culture des produits andins les plus traditionnels.
Communauté de Hornaditas
A 17 kilomètres avant Humahuaca, sur la Route 9, colonne vertébrale de la Quebrada de Humahuaca, Patrimoine de l’Humanité de l’Unesco, on trouve le panneau HORNADITAS, une communauté indigène à ne pas manquer ! De là descend un petit chemin, en pente raide jusqu’au lieu où la famille Lamas a installé sa maison. C’est un lieu unique où déguster,  auprès des hôtes de la maison : mate et bollos (gâteaux), asado (rôti) de chevreau dans la plus pure tradition quebradeña, sur une table d’hôte simple où les touristes partagent leurs expériences de voyage. Héctor, le chef de famille, raconte ses récits, tout en faisant cuire la viande dans le four de la cour.
Dans sa cuisine sombre peinte par la fumée des années, œuvre d’art autochtone en adobe (pisé), Clara Lamas attise le feu des fourneaux, sous la lumière d’une ouverture dans le toit, qui tel un réflecteur, illumine à peine l’endroit. Le lieu fait partie de la communauté de Hornaditas, une parmi toutes celles qui, disséminées dans la région, dont le trésor le plus précieux est l’agriculture.
De l’autre côté de la route, vers l’Ouest, on trouve le village avec sa petite église et son école. Il y a à peine une quarantaine de familles, toutes d’origine coya (colla) qui se disséminent sur les hauteurs et dont les montagnes gardent des trésors archéologiques de grande valeur culturelle, comme les belles peintures rupestres qui, au bord de la rivière Sapagua, expriment mille formes de la vie quotidienne de leurs ancêtres. Il y a différentes représentations, certaines antérieures à la domination inca.
A une dizaine de kilomètres de là, on trouve la Quebrada de Coctaca, qui conserve l’important gisement de poteries des omaguacas. […] Avec un système de rotation de cultures et d’irrigation, on y produisit de quoi nourrir plus des 10 000 habitants qui peuplaient la région, indéniable témoignage de l’agriculture ancestrale de la province de Jujuy.
Des saveurs et une histoire
Quand on déguste l’un des produits de la terre andine, on oublie peut-être le long chemin que ceux-ci ont dû parcourir pour arriver jusqu’à nos papilles. Il y a presque 10 000 ans, lorsque les premiers habitants ont peuplé la région, ils ont trouvé une grande variété de végétaux, mais tous n’étaient pas comestibles.
Il fallut de la patience pour sélectionner, dans certains cas des milliers d’années, puis domestiquer chaque plante sauvage, en l’adaptant à des conditions climatiques et culturelles, et en faire un aliment de base primordial. D’où la grande importance des Andes, l’un des 8 centres mondiaux de domestication des plantes cultivées.
Christophe Colomb découvrit et ramena (en Europe) de nouvelles cultures et les expéditions européennes suivantes dans cette zone andine permirent d’ajouter le maïs et les pommes de terre aux espèces existantes : ces deux produits devinrent des aliments de base universels. Au fur et à mesure que les années ont passé, d’autres espèces, la oca, el olluco, la quinoa, la kiwicha (l'amarante), le yacón et d’autres variétés de fruits et légumes sont venues enrichir la grande offre andine, variétés aujourd’hui revalorisées, ingrédients indispensables aux recettes traditionnelles, intégrées aux cartes des meilleurs restaurants du pays et du reste du monde.
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Reportage "Un œil sur la planète"France 2  Janvier 2010 - 
"Argentine, terre d'espoir ?"

Imaginez un peu notre étonnement... En août 2009, nous rentrons d'Argentine. En janvier 2010, nous regardons à la télévision l'excellente émission "Un oeil sur la planète" sur France2, consacrée à l'Argentine. Et là... dernier chapitre de l'émission... les indiens Coyas, qui apparaît sur notre écran ? notre chère Clara, infatigable Clara, toujours à l'avant-garde pour défendre la terre, la culture, les traditions des peuples indigènes ! Nous avions dormi chez Clara et Hector, et voici que par la magie d'une émission, Clara s'était invitée dans notre salon, une belle surprise à la télé (pour une fois !)
En cliquant sur le lien "Un oeil sur la planète" (voir rubrique Liens), vous pourrez faire connaissance avec Clara et son environnement, les indiens des hauts plateaux andins.
Si toute l'émission est vraiment passionnante à regarder, vous pouvez aussi aller directement au chapitre concerné, curseur environ à 1h38, c'est le chapitre de l'émission consacrée aux Indiens des hauts plateaux d'Argentin.
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Documentaire "A ciel ouvert" de Inès Compan - France 2009, 94 mn - distribué par Mosaïque Films -  
SORTIE NATIONALE LE 9 MARS 2011

 Inès Compan est une réalisatrice de Midi-Pyrénées."A ciel ouvert" a été aidé par la Région Midi-Pyrénées, dans le cadre de son fonds d'aide à la création audiovisuelle.

Résumé :
Sur les hauts plateaux du Nord Ouest argentin, des populations indigènes oubliées du monde (communauté de Cerro Negro) luttent pour terminer la construction de l'école de leur communauté, commencée il y a 15 ans. D'autres font face à l'arrivée d'une multinationale canadienne : la mine de Pirquitas doit être réactivée pour devenir l'une des plus grosses mines à ciel ouvert d'argent du monde! Deux histoires parallèles qui nous plongent dans un territoire grandiose et malmené, théâtre de conflits faisant résonner la mythologie des « Kollas ».
 Fiche "Cinéma du réel"
« Cette histoire me plaît bien », dit la femme après la lecture du combat de David contre Goliath. Cette lutte du pot de terre contre le pot de fer, c’est un peu la sienne, celle des siens, les Kollas, délaissés par le gouvernement argentin, chassés de leurs terres pour qu’une multinationale, Silver Standard, y exploite, à ciel ouvert, une mine d’argent. Dans les villages, les relations publiques de Silver Standard (des femmes dynamiques, un sourire éblouissant sur les lèvres, le baiser de Judas en prime) balisent le terrain avec un discours bien rodé sur le développement de la région, la protection de l’environnement. Derrière ces âpres négociations, deux conceptions du monde irréductibles s’affrontent. D’un côté une terre qui n’est qu’une matière à creuser, de l’autre, une déesse, Pacha Mama, immense sous le ciel. Deux scènes résument cet antagonisme. L’une dans les bureaux de Silver Standard, à Vancouver. Un cadre devant son PC, fasciné par le schéma virtuel de l’exploitation de la mine, la transformation, en quinze ans, de la montagne en son envers, un cratère géant. Après ? Après, rien, le néant. L’autre scène est un aparté. Un ancien, las des mensonges des Blancs, entraîne la réalisatrice dans un hangar. Là, des cases à perte de vue. De l’une il extrait une créature. Suspendue par les pattes, la Chose, dans sa pogne énorme, fait piteuse mine. « On les brosse comme ça », dit l’Indien. La laine tombe, un duvet épais, cendré. « Ça c’est de l’or ! 200 $ le kilo. Et c’est inépuisable. » (Yann Lardeau)